sábado, 22 de septiembre de 2007

¿Evaluación Correcta?

El concepto de evaluación ha sufrido importantes modificaciones, variando desde una perspectiva cualitativa a una cuantitativa, antiguamente se privilegiaba la evaluación desde una mirada de juicio, en donde se juzgaban los conocimientos aprendidos, actualmente la evaluación se centra en la medición de estos conocimientos otorgándole a la evaluación o a lo evaluado un valor mas observable o cuantitativo.

Considero muy importante el aporte realizado por Daniel Stufflebeam, quien incorporó al proceso evaluativo la influencia del contexto y de los insumos, indicando que este proceso es una etapa en donde se recolecta información que permita tomar decisiones en relación a los resultados del aprendizajes, es aquí en donde su aporte cobra vital importante debido a que esta información es recogida del contexto inmediato en el que se desenvuelve el evaluado y el evaluador, elementos que inevitablemente influenciarán la toma de decisiones en relación a lo evaluado. Por otro lado, los insumos, concepto al que el autor también hace mención, se entienden como
“Conjunto de bienes empleados en la producción de otros bienes” [1], por ende, se convierten de la misma manera, en elementos que de forma unida permitirán entregar información para la realización de un adecuado proceso de evaluación. Todos estos elementos son los que posibilitan cambios tales como el paso del conocimiento individual a una evaluación mas bien grupal, posibilitando y generando las modificaciones posteriores en la forma de evaluar.

A su vez pienso y analizo, que si bien algunos docentes se preocupan de desarrollar estrategias adecuadas que permitan lograr una evaluación correcta de lo aprendido, también creo que existen otros profesionales que probablemente no le otorgan a este ejercicio la importancia que tiene, por ende ¿de qué servirá entonces diseñar adecuadas formas de evaluación si los docentes mantienen escaso o nulo interés en aplicarlas?, ó peor aún, desconocen la forma óptima de aplicarlas debido a su escasa práctica o su desinterés. Si lograran entender la evaluación como un ejercicio que va unido al proceso de aprendizaje, entonces otorgarían al ejercicio de la evaluación la importancia que se merece. Son estos profesionales que con actitud pasiva esperan que sean otros quienes desarrollen las estrategias adecuadas de evaluación, quizás debido a la formación en cada universidad, en donde la evaluación no es mirada por algunos alumnos como un proceso unido al aprendizaje, lo que probablemente se deba a que ellos/as son evaluados/as en las universidades no pudiendo abstraerse de ello, quizás también se debe a que en algunas instituciones de educación superior no se les entregan espacios para que los alumnos/as realicen aportes a nuevas formas de evaluación.

Creo que aportar con una nueva forma de evaluación no es para nada fácil, porque ligado a lo anteriormente escrito y pensando que no es el único elemento que posibilitaría u obstaculizaría el desarrollo de una nueva forma de evaluación, también se debe considerar la institución en donde se quiere realizar este cambio o aporte en la forma de evaluar, es importante considerarla debido a que las ideas que se puedan tener, la teoría con la que se quiera aportar debe ser acorde a la realidad que se desea evaluar, por ejemplo: En una institución en donde la mayoría de alumnado proviene de nivel socioeconómico medio – bajo, en donde no se les preparó durante la enseñanza media para la Prueba de Selección única, en donde la mayoría proviene de sectores rurales y de otras regiones, debiendo cancelar un lugar donde dormir y a la vez su alimentación, en donde la mayoría del alumnado junto con estudiar también debe trabajar; en contextos como éste la estrategia de evaluación a desarrollar debe considerar todos estos elementos, los que sin duda influenciarán el rendimiento académico de los jóvenes, aspectos que probablemente otorgarán un grado de flexibilidad en la evaluación que se aplicará a estos alumnos/as. Todo ello unido a una complementariedad que se pueda realizar con otras instituciones en similares formas de evaluación.

Ahora bien, las formas de evaluación poseen un valor que ha sido asignado por la sociedad, es decir, por quienes la integran y que se encuentran en estrecha relación con la evaluación, por ejemplo: alumnos/as, sus familias, profesores. Este valor es otorgado por ellos debido a que consideran la evaluación como una forma de medición objetiva que posibilita que dicha medición sea realizada de forma adecuada, seria y neutral. Esta visión u opinión es la pensada por estos actores involucrados en el proceso de evaluación, quienes probablemente no cuestionarán los mecanismos de evaluación por las razones ya mencionadas y por ende, tampoco aportarán a la creación o implementación de nuevas formas de evaluación.

Ellos aceptan esta forma de evaluar porque permiten medir de manera objetiva los conocimientos aprendidos por los alumnos/as, forma de evaluar que no incorpora elementos del contexto en el que se desarrollan los alumnos/as, contextos que también aportan al desarrollo de aprendizajes y que escasamente son reconocidos porque no existe una evaluación que incluya estos aprendizajes, los que no deben ser vistos como algo lejano a la educación formal sino como un elemento de complementariedad. En este mismo sentido, si los evaluadores le otorgaran en este proceso mayor importancia a la evaluación global que a la específica, es probable que lo resultados fueran distintos, considerando para ello una evaluación de proceso de aprendizaje mas que de resultado o medición de conocimiento adquirido, es así como el evaluado tendrían una participación mas activa en dicho proceso, permitiendo una autoevaluación y evaluación a sus pares.

Creo que aquí se hace necesario mencionar que estas formas de evaluar son quizás un tanto utópicas, debido a que en la realidad educacional de nuestro país se privilegia la evaluación en consideración lo solicitado en los mínimos cumplidos o exigencias académicas, siendo por ello mas difícil aún realizar aportes a nuevas formas de evaluación.

Reflexiono entonces que si existiera un forma de evaluar que permitiera observar, analizar y medir el proceso de aprendizaje y no tanto el resultado, estaríamos frente a una forma de evaluar ideal, precisa, exacta y de calidad, lo que permitiría a su vez mejorar la calidad de la educación que como profesionales del área estaríamos entregando. En lo práctico, en lo concreto, esto se traduciría en la implementación de una forma de evaluación correcta mediante pruebas escritas u orales.

Es entonces deber de nosotros, actuales estudiantes de Pedagogía, futuros docentes, quienes debemos comenzar a pensar en nuevas formas de evaluación, con el objetivo de realizar aportes al desarrollo de este importante ejercicio, para ello debemos comprender que en todo ámbito de cosas existen grupos que influencian estos aportes con su toque o interés personal y otros, que probablemente será el que nos favorezca como futuros docentes con pretensiones de realizar aportes al ejercicio evaluativo. Este segundo grupo que se menciona es el vinculado de forma específica a nuestra labor, son aquellas personas que viven y se encuentran en nuestro contexto inmediato por ende, también aportarían con sus particularidades significativas.

Se hace necesario mencionar que los aportes que podamos realizar a las formas tradicionales de evaluación, tendrán como directos beneficiarios a los alumnos/as, quienes probablemente ya se encuentren cansados o agotados de las habituales formas de evaluar, enfrentándose a ellas con un dejo de temor y/o desmotivación que lo impulsa a estudiar no para aprender sino para obtener una buena calificación. Es así como creo que probablemente la calificación mas alta de un curso sea de alguien que no ha incorporando los conocimientos en forma de aprendizaje significativo, lo que quiere decir que probablemente esta materia será olvidado en tres o cuatro semanas más, sin embargo, aquel alumno/a que obtiene menor calificación puede haber aprendido de manera significativa, que es el objetivo de estudiar ¿o no? Es así como la forma de evaluar no refleja quien aprendió más, sino, quien se preparó mejor para la prueba de ese día.

Este sencillo y quizás habitual ejemplo, permite observar y graficar la importancia de una eficaz evaluación que apunte a la observación de los aprendizajes de los alumnos/as y no de lo preparado para el momento. Creo que el desafío es para nosotros como futuros docentes, aportando nuevas formas de evaluar que permitan una medición eficaz de lo aprendido, de tal forma de tener la certeza material y comprobable de que lo que estamos enseñando es significativo para los alumnos/as.















[1] Microsoft® Encarta® 2007. © 1993-2006 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos.















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